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La sostenibilidad: una prioridad clave para los bancos, sus clientes y el medio ambiente

>> 03 de Noviembre

Según un informe de EY e IIF sobre la gestión del riesgo bancario mundial, el cambio climático será la mayor amenaza para la banca durante los próximos cinco años, y más del 90% de los directores de riesgos y los consejos de administración lo confirman. En vista de ello, las entidades financieras ya están modificando considerablemente sus prioridades y ahora la sostenibilidad es un punto clave que deben abordar.

Existen dos tipos de riesgos a los que se enfrentan los bancos cuando se habla de cambio climático: los físicos y los transitorios. Los físicos son aquellos síntomas que todos podemos reconocer, como los fenómenos meteorológicos extremos y los cambios climáticos a largo plazo. Estos pueden afectar no solo a las estructuras e instalaciones físicas de las empresas, sino también a las operaciones internas y externas. Los riesgos transitorios, por otro lado, son aquellos que afectan a los productos y servicios a medida que las organizaciones intentan reducir sus emisiones de carbono para combatir el calentamiento global.

 

¿Qué motiva a los bancos a cambiar su postura frente al daño medioambiental?

Se pueden mencionar tres razones principales por las que los bancos necesitan cambiar sus prioridades respecto al cambio climático. En primer lugar, se encuentran las crecientes regulaciones bancarias mundiales para combatir el calentamiento del planeta. La Autoridad de Regulación Prudencial del Banco de Inglaterra, por ejemplo, fue una de las primeras en establecer una lista detallada de expectativas para una gestión verde de riesgos, exigiendo a los bancos que identifiquen, controlen y midan sus exposiciones al cambio climático, y que empleen la tecnología y las herramientas necesarias para mitigar sus efectos. Asimismo, la Comisión Europea y la Autoridad Federal de Supervisión Financiera de Alemania (BaFin) también están adoptando medidas similares. Es probable que este tipo de normativas se imponga con el tiempo en más países.

En segunda instancia se encuentran las expectativas que las personas tienen actualmente de las empresas, ya que ahora los clientes demandan una mejor calidad de servicios y un compromiso mayor con el planeta. La sociedad es cada vez más consciente de lo que ocurre en nuestro mundo debido a la gran cobertura que los medios tienen sobre este tema, ya que no solo enseñan los fenómenos meteorológicos extremos, sino también los diversos individuos y grupos de activistas sociales que sensibilizan al respecto.

Además, no debe de sorprendernos la división generacional respecto a este problema. Una reciente investigación de la consultora Cornerstone Advisors reveló que algunos de bancos americanos de mayor tamaño, incluyendo Bank of America and Wells Fargo, están perdiendo principalmente a los millennials de su clientela. Estas pérdidas parecen ser el inicio de una tendencia preocupante para la banca tradicional, a menos que opte por un cambio significativo en sus sistemas.

El tercer motivo que se puede mencionar es el poco compromiso que tienen los empleados con sus puestos de trabajos. En los dos últimos años, tras el fin de las medidas restrictivas post-pandemia, el mercado laboral se ha visto drásticamente sacudido por la renuncia de su puesto de trabajo de un porcentaje importante de empleados, resultando en cifras récord de ofertas de empleo que han contribuido al fenómeno “La Gran Dimisión”.

Asimismo, los empleados buscan encontrar un sentido en su puesto de trabajo y exigen cambios dentro de sus compañías. Según un estudio, dos tercios de los trabajadores considera importante que sus empresas se comprometan a actuar de forma sostenible, y casi la mitad desea que estas tomen medidas para ser más ecológicas. Cuando se les preguntó sobre los factores que les haría aceptar un empleo nuevo, situaron por encima a una organización con un claro propósito social y ético, que a un trabajo a distancia o híbrido.

La presión de los clientes y trabajadores, combinada con las nuevas regulaciones bancarias, están dejando a las entidades financieras con muy poco espacio para maniobrar. A menos que no les importe perder ingresos y talento humano, las empresas necesitan poner como prioridad al cambio climático y establecer una gestión verde de riesgos.

 

¿Pueden los bancos cumplir con estas expectativas?

El primer paso que la banca debe tomar es asegurar la sustentabilidad de sus operaciones y verificar que trabaja con procesos amigables para el medio ambiente. Desafortunadamente, no hay una solución específica para ello, sino una larga variedad de caminos para alcanzar estos objetivos. En este caso, las entidades podrían, por ejemplo, digitalizar su información y dejar el papeleo a un lado. Esta manera de evolucionar no solo ayudaría al ecosistema, sino también a la experiencia de los usuarios.

Del mismo modo, los bancos necesitan tomar acciones frente a su clientela y asegurar que sus productos y servicios se alinean a sus objetivos verdes. En este sentido, las entidades financieras pueden ofrecer cierta facilidad de préstamo a las empresas y clientes corporativos que trabajen de una forma sostenible. De hecho, varios bancos ya están ofreciendo "hipotecas verdes” con las que presentan mejores tipos de intereses a quienes se mudan a viviendas nutridas con energía limpia.

Las organizaciones también deberían de empezar a valorar las ventajas de digitalizar sus plataformas y considerar adoptar una Gestión de la Información del Ciclo de Vida del Cliente (CLIM). Esto les permitiría mejorar y consolidar la gestión de los datos de sus clientes, y utilizar la información para comercializar, organizar, analizar y gestionar actividades relacionadas a su clientela.

No podemos cambiar las cosas de la noche a la mañana, pero podemos intentarlo paso a paso. Al fin y al cabo, todos nos beneficiamos de los servicios que las entidades financieras nos prestan. Estas nos permiten asegurar nuestro dinero y realizar transacciones de compra y venta, ayudando a su vez a la economía de los países y al progreso de su población. Por ello, debemos educarnos y asegurar un futuro sostenible, que sea sano para nosotros y para nuestro planeta.

 

Fuente: diarioresponsable.com 

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